La persecución de lo inexplicable (1)

La década del sesenta representa el quiebre del sistema valorativo burgués tradicional provocado por un movimiento contra-hegemónico cultural, cuya base puede ser hallada en el Mayo Francés, los Movimientos Anticoloniales, la Revolución Cubana, la Revolución cultural China, etc.; y de la cual formaron parte el movimiento beatnik, el hippismo, el feminismo, el movimiento gay, el ecologismo, el pacifismo, etc.(2)
Dicho proceso, cuyo contratema cultural radicaba en la autonomía, el antiautoritarismo y el concomitante rechazo a la jerarquía de la autoridad y sus normas, tuvo significativos efectos sobre el sistema cultural de creencias occidentales dado hasta ese momento, ya sea por dentro y fuera de las instituciones religiosas más aceptadas. (3) De la mano de este fenómeno aparecen visiones alternativas y radicales como la teología de la liberación, el pentecontalismo, curanderismo, evangelismo, mormonismo, y otros. De esta forma también surge un movimiento alternativo informado por las ideas de la llamada “nueva era” (4).
En este sentido, el complejo de la nueva era puede ser considerado como el producto de la aplicación de este cambio antiautoritario/autonómico al cambio terapéutico alternativo, psicoterapéutico, esotérico y religioso (el viaje iniciático al mundo feliz),(5) con particular incidencia en sectores con un alto nivel de educación formal.
Hacia 1965, la idea que encierra el pensamiento nueva era contracultural implica una vuelta (especialmente en los países centrales) a las viejas corrientes de filosofía mística occidental y un giro hacia versiones remozadas del ocultismo (Las portadas del LP de los Beatles “Seargent Pepper” dan cuenta de este fenómeno) y hablan de la crisis evolutiva del Homo Sapiens: “orientalismo y cuarto camino” (Gurdjieff, Oupensky, Krishnamurty), “Nigromancia y Alquimia” (C.G. Jung, A. Crowley), “psicodelia y chamanismo” (A. Huxley, C.Castaneda), “Evolucionismo” (“Teilhard de Chardín”), etc. Pero también una vuelta literaria a autores clásicos como W. Blake, Poe, H. Hesse, F. Niezstche, O. Stappeldon, R. Daumal, etc.(6)
Los autores franceses Louis Pauwels y Jacques Bergier, se encargarán de sintetizar esta irrupción del fenómeno místico de la década sesentista en su betseller “El retorno de los Brujos” -editado por el sello Gallimard en 1967-, cuya frase de P. Eluard: “Hay otros mundos que están en este” sigue siendo guía y razón de todas estas vertientes de “la nueva era”, que, tarde o temprano, quedarían enmarcadas por el mercado (vaciadas de todo contenido político contestatario) con el rótulo posmoderno de “new age”.(7)
La recepción intelectual en la Argentina, a mediados y fines de los 60, de estas corrientes “alternativas” de pensamiento místico ha sido principalmente el trabajo de recopilación de dos editoriales que se encargaron de traducir y localizar la cuestión. La Editorial Kïer; que se encargo de publicar la mayor cantidad de libros de teosofía, ocultismo, cabalismo, magia, espiritismo; y la editorial Sudamericana, con la publicación local de de la Revista Planeta, - dirigida en Francia por los mencionados Pauwels y Bergier- , fue una verdadera enciclopedia total del misticismo, ocultismo y lo paranormal. (8)
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Absolutamente sincrético en sí mismo, el Siloísmo es una corriente de pensamiento autóctona, deudora (por fusión) de este caldo de cultivo que hemos llamado “la nueva era”, y que tienen especial recepción en el contexto contracultural argentino (la dictadura de Onganía), signado hasta entonces por el sistema de creencias tradicional de la Iglesia Católica.
Siloísmo, Kronos, Poder Joven, La Comunidad, Partido o Movimiento Humanista, Partido Verde; son las formas (rostros) en las que se ha presentado el Siloísmo a través del tiempo. “Secta” para unos, “Movimiento” para otros; lo cierto es que esta agrupación hoy sigue en pie y posee numerosos seguidores en todo el mundo.
Desde un punto sincrónico (quizás el más representativo) se puede pensar el día 4 de mayo de 1969 como el origen al Movimiento Siloísta. Ese día, en la localidad de Punta de Vacas, Mendoza, Mario Rodriguez Cobos, un mendocino proveniente de agrupaciones de Acción Católica, universitario recibido en Ciencias Políticas, llamado “Silo”;(9) hace su primera aparición pública con una arenga acerca de “La Violencia y la curación del sufrimiento”. (10)
El lanzamiento de Silo fue preanunciado y cubierto por medios internacionales de la época como la cadena CNN; lo propio se hizo a través de pintadas, pancartas, carteles, volantes en las calles y en casi todas las Universidades del país. Decía por entonces la revista Siete Días:
“… Toda la provincia está inundada de carteles con su nombre. Algunas calles de Buenos Aires también. Su trabajo es conocido desde hace más de ocho años, y las escuelas inspiradas por él han llegado a provocar serias crisis universitarias. Dice pertenecer a una escuela del conocimiento —sin nombre específico— que imparte una enseñanza desde que el hombre es hombre, y a la cual pertenecieron casi todos los genios de la historia, incluidos Cristo y Moisés. Vive en un punto muy especial de la cordillera: justo donde confluyen los cordones del Aconcagua, del Plata y de Chorrillos. Es uno de los siete puntos del mundo que su escuela denomina Chakras. No es fácil llegar hasta allí…” (11)
El discurso de Punta de Vacas de 1969 puede ser leído de muchas maneras, se trata de un texto matriz que permite delinear a futuro las variaciones del discurso humanista. (12) Pero también echa luz sobre la separación entre la actividad política, la actividad espiritual individual; y finalmente, el pensamiento filosófico-literario de Mario Rodríguez Cobos. (13)
En el contexto del Onganiato, la presencia de ese misterioso individuo bajo el seudónimo “Silo” quien, como si fuera un Sócrates profeta, se autoconvoca al pié de la montaña a pregonar sobre el sufrimiento y la reconciliación del ser humano consigo mismo, valiéndose –principalmente- de la idea de no violencia, llama de inmediato la atención de la policía y gendarmería de frontera; como así a la ortodoxia católica mendocina.(14) Es decir, se inicia allí esa poderosa atracción por censurar, perseguir, infiltrar y (finalmente) tratar de categorizar a esta agrupación extraña (por si acaso marxista) a la que con el tiempo y con ayuda de otros (especialmente aquellos que luego se apartaron del movimiento) fueron ubicando su impronta en el lugar de “Secta”.(15)
Los retiros espirituales y los campamentos de “grupos de formación política” fueron un clásico de mediados de los años 60, de los que abrevaron luego a los líderes de nuevas agrupaciones de izquierda y organizaciones armadas.(16) El Siloísmo no fue ajeno a la modalidad de estas prácticas, teniendo en cuenta (como ya hemos dicho) que uno de los componentes centrales se trataba de la búsqueda de un sentido terapéutico interno (un hombre nuevo) que luego devenga colectivo.(17)
Los campamentos Siloístas en el refugio sobre la base del Yala (Jujuy), las ascensiones a Montañas (Aconcagua) o a volcanes (El Chañie), el cruce a pié de los Andes a Santiago de Chile, las largas caminatas por la costa de la Provincia de Buenos Aires, formaban parte de la preparación Siloísta.
Si bien el Siloísmo durante la década del 60 y 70 no optó nunca por el camino de la lucha armada, a través del Manual del Poder Joven o el texto La Comunidad; como así las primeras parábolas literarias escritas por Rodríguez Cobos bajo el seudónimo de H. Van Doren,(18) se evidencia una propuesta política, cuya característica principal es el cambio social no violento,(19) a través de un estado de paz interior conseguido por medio de un trabajo de encuentro con uno mismo y la fraternidad universal.(20)
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El origen y el desarrollo de esta corriente nos permiten pensar al Siloísmo con una identidad propia, que puede ser rastreada hasta llegar al actual Humanismo. Sin embargo –lamentablemente- esa identidad ha sido formada por el discurso de “los otros”, especialmente, el discurso policial que nunca ha podido desentrañar esa genealogía, sino en todo caso, aportar más confusión o generar ese manto discursivo confuso para su persecución.
Como sostiene el teórico H.M.Enzensberger: “los rasgos paranoicos del gobernante se ponen de relieve institucionalmente en su policía secreta” (21). La cantidad de folletos, propaganda, gacetillas, libros, carteles, apuntes, panfletos que produjo el Siloísmo a fines de los 60 y comienzos de los 70, ello aunado al recurso del graffiti, y la utilización de una simbología místico-esotérica (por lo general la pintada de un circulo y triangulo en su centro), llamó de entrada la atención de la policía, ferviente buscadora de secretos ocultos para administrar y perseguir, pero incapaz de poseer una capacidad letrada que esté a la altura de las circunstancias para develarlo, llevó a multiplicar los expedientes administrativos de inteligencia, intentando a toda costa categorizar “lo inexplicable” con el siempre marxismo (de manual básico) dentro de los factores: social o religioso.
Pero también sabemos que si el terror policial y la parapsicología se juntan, el resultado no es otro que los delirios místicos del “Brujo” López Rega y las huestes siniestras de la triple A. Los Archivos de la DIPBA “Silo/Kronos” muestran esa lectura “delirante” o “parapsicológica” de la realidad, pues todo lo que cae bajo la casilla de “incomprensible”, y si encima ello tiene aditamentos “misteriosos”, pasaba a convertirse en una salsa perfecta para zambullirse y pergeñar elucubraciones cuasi-paranoicas y reduccionistas que justificaban el amarillismo de turno de los funcionarios de inteligencia, es decir, su banalidad del mal, es decir, su sueldo.
Con esto me refiero a la cantidad de fojas que surgen de los archivos de la DIPBA en las que se trata de dar una explicación sobre simbología utilizada, desentrañar fragmentos de la obra de Silo, inventar historias acerca de su misteriosa personalidad, realizar seguimientos hasta los retiros de Jujuy, informar (imaginar) puentes con otras organizaciones sociales “subversivas”, dar intervención consultiva a psiquiatras y forenses para que dictaminen sobre contenidos, realizar cruces de información con otros organismos de inteligencia, fotografiar a miembros del movimiento en plena reunión de meditación, etc, etc.
Algo no muy distinto a este seguimiento realizado por la DIPBA, es lo que han hecho los llamados especialistas en Sectas de esta época, quienes, no sin distinto prejuicio, se han encargado de denostar y encasillar de “secta” al Siloísmo (22), sin tener en cuenta estudios (rigurosos) basados en análisis de documentos, entrevistas en profundidad, trabajo etnográfico de campo y descripción densa; realizados por especialistas en temas de Religiosidad popular o Sociología de la Religión (23)
En ese sentido, es posible pensar que el Siloísmo (en todas sus variantes) es una corriente de entramado complejo, cuyas actividades y prácticas tienen más de cuarenta años; y además, en su versión humanista, construye templos y junta cada vez más adeptos en el mundo. El encasillamiento del Siloísmo como secta y no como movimiento, o la recurrente idea de “manipulación” o “lavado de cerebros” reproduce las categorizaciones policíacas, además de que obtura el verdadero análisis de su surgimiento y evolución, el grado de intervención interno de sus adeptos y el sistema de sus creencias.
Julián Axat, City Bell, Noviembre de 2007
NOTAS
(4) Este texto sigue los conceptos de la Lic. María Julia Carozzi, la Autonomía como religión, “la nueva era”. Alteridades. UNAM: v.18, n.9, p.19 - 38, 1999: “La nueva era forma parte del movimiento de potencial humano proveniente de Estados Unidos, enraizado en una red de redes internacional vasta y compleja, cuyo discurso y practica combina como direcciones de cambio tanto la transformación individual como la sacralización del self y la naturaleza, la sanación, la espiritualidad, la circulación, el sincretismo, la liberación del cuerpo, el antiautoritarismo y la autonomía”
(5) Como sostiene Miguel Grimberg: “… el cambio en los 60 no apuntaba, necesariamente, al cambio violento de las instituciones, sino que implicaba el anhelo de una transformación profunda del acto de existir en este planeta, cultivando en nosotros mismos la promesa de otra realidad cotidiana…”. La Generación “V”, La insurrección Contracultural de los años 60, Emecé Arentina, serie Ensayo, Bs. As. 2004, Pág. 7.
(7) Véase N. Drury y S. Skinner, En busca de Abraxas, introducción de Colin Wilson, Abraxas Ciencias Ocultas, Edic. Felmar, Madrid, 1975).
(8) La divulgación de estas corrientes del pensamiento en la Argentina estaba claramente dirigidas a sectores altos y medios universitarios/intelectuales, quienes se encontraban más preparados para consumir esta clase de conceptos literarios, cuasi-religiosos, evolucionistas, mezclados con el chisme polstergeist, existencialismo Sartreano, civilización del futuro y “aunque usted no lo crea” de Ripley.
(10) En un envoltorio más o menos poético, Silo explica en punta de Vacas que el conocimiento más importante para la vida no coincide con el conocimiento de los libros, sino que es una cuestión de experiencia personal, íntima. El conocimiento más importante para la vida está referido a la comprensión del sufrimiento y su superación. Véase “La curación del sufrimiento”, SILO, Obras Completas, Volumen I, Habla Silo. Edit. Magenta, Bs. As. 1998, Pág. 651). Puede consultarse la página Web www.silo.net
(13) La gigantesca obra literaria de Mario Rodríguez Cobos, Silo, es la siguiente: Silo, Obras Completas, Volumen I, Humanizar la tierra, Experiencias Guiadas, Contribuciones al Pensamiento, Mitos Raíces Universales, El Día del León Alado, Cartas a mis amigos, Habla Silo. Edit. Magenta, Bs. As. 1998; Apuntes de Psicología, Ulrica Ediciones, Rosario, Argentina, 2006. Otros libros no están firmados por nadie, pero se le atribuyen a Silo o a alguno de sus seguidores más cercanos (Von Ehrembreg, L. Kovadlo, L. Amman): La Comunidad, El librito, Silo su enseñanza interna, Silo, su enseñanza popular, Silo y la liberación, El Mensaje, etc.
(18) Los libros escritos en aquella época por Mario Rodríguez Cobos (Silo) bajo el seudónimo de H. Van Doren: Meditación Trascendental, cuatro conferencias, Editorial Transmutación, Bs. AS. 1973; Jaque al Mesías, Editorial Transmutación, Bs. AS. 1970; Manual del Poder Joven, Editorial Transmutación, Bs. AS. 1971; Exordio del Poder Joven, Editorial Transmutación, Bs. AS. 1972; Siloísmo, Doctrina, Práctica y Vocabulario, Editorial Transmutación, Bs. AS. 1974.
(20) El Siloísmo se define muchas veces como Nuevo Humanismo o Movimiento Humanista Universal, movimiento político-social no violento: con elementos de Pacifismo y Ecologismo.