martes, 31 de enero de 2012

Subimos un texto inédito de Alejandra Szir, un poema detective

Generación

Hay cosas que no me han enseñado y que ni siquiera logré aprender por mi cuenta. Una de ellas es, con dignidad, poder sobrellevar la desdicha. Dejarse invadir por ella e inmunizarse.

Si uno no se revuelca en su pena jamás termina por desprenderse.

Tenía muchas preguntas en el alma, se notaba en su mirada, en su mal humor. Yo no le dije nada porque sabía que a él de eso no le gustaba hablar.

Pensé qué difrerentes éramos del resto, él, demasiado fiel, demasiado tranquilo; yo, empecinada en mi soledad.

Lo conduje por los parques de atrás. Había algunos borrachos solitarios, algunas parejas de sexualidad frívola.

Nos sentamos en el pasto. Un olor muy raro, vegetal, hasta demente. También olor a pis.

En un muro de la mansión se proyectaban réplicas de castillos europeos. La última diapositiva era de Postdam. La imagen del palacio que aún hoy contiene al teatro, no se apagó, no se cambió.

Una mujer pasó con un carrito repartiendo algo que parecía droga y también cerveza.

Estuve a punto de entrechocar mi latita con la suya pero me contuve.

-¿Y entonces?-me preguntó.

-No quiero quedarme.

-Yo no sé qué voy a hacer.

En realidad ninguno de nosotros, los que estábamos en la fiesta, lo sabíamos. Creo que todos fingimos saberlo, queremos sentir que controlamos nuestro futuro, pero el futuro no existe y un proyecto jamás es cierto.

La gente entregada a los excesos tienen algo decadente pero agradable porque ellos creen que son modernos. Miré a mi compañero de pasto, sumergido en su sentimiento, dejándose revolcar con la mayor serenidad.

Yo estaba siendo como él en ese momento. Fue suficiente para sentir un gran orgullo. Él me ayudó a incorporarme y caminamos, hacia la proyección de Postdam.

-Me gustaría entrar en la imagen- me dijo.

Escrito originalmente en Buenos Aires, el 31 de julio de 1993; corregido en Delft el 30 de septiembre de 2010

Alejandra Szir