A modo de Prólogo: el lugar de Ascanio
"Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra,
de las hazañas heroicas de una generación entera de
jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por
encima de todo hablaba del valor y de los espejos,
del deseo y del placer. Y ese canto es nuestro amuleto".
Roberto Bolaño.
Leyendo los poemas de Emiliano vino a mi mente la escultura de Bernini: Eneas huyendo de la ciudad de Troya carga sobre los hombros a su anciano padre Anquises, mientras el pequeño Ascanio, su hijo, camina a un lado llevando el fuego sagrado del hogar.
Me pregunto en qué lugar elegiría estar Emiliano, en el de Eneas o en el de Ascanio. Presumo que en el de Ascanio, caminando a toda velocidad con lo que queda de fuego y asumiendo los riesgos de portarlo: quemarse las manos por no saberlo usar, o apagarlo por el camino, o guardarlo y olvidarlo en un arcón para siempre, o aprender el arte de dominar el fuego para transformarlo en el rayo de una nueva Troya.
Es como si Emiliano tanteara en la búsqueda para entender por qué sus instintos lo llevan al rayo y no al fuego. ¿Un don o una deuda? La respuesta viene de la mano de un doble trabajo.
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Parabéns pelo novo livro, Julián!
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