Binner y sus previsibles apoyos intelectuales
Vamos a comer Fabián Casas
Por Demetrio Iramain Poeta.
Vamos a comer Caetano / vamos a devorarlo, deglutirlo, masticarlo. / Vamos a lamerle la lengua”, canta Adriana Calcanhoto. Así, la cantante gaúcha hace suya cierta tradición antropofágica en la cultura brasileña, muy saludable por cierto, que plantea la necesidad de, en determinado momento de su desarrollo, terminar con lo anterior, “comerse” a Caetano Veloso, para nutrirse y hacer nacer una nueva expresión cultural, renovada y distinta. En la Argentina no es tan así. El año pasado, el poeta Fabián Casas se sintió molesto cuando un grupo de escritores guillotinó uno de sus libros en el acto de presentación de la antología que los reúne. Si Hamlet duda le daremos muerte, se titula el libro que da voz a 52 poetas nacidos en los ’70, algunos de ellos inéditos. Con el provocador gesto, esta suerte de “poetas del Bicentenario” quería representar la necesidad de terminar con la retórica del reviente, los clichés de la antipolítica y los protagonistas de la escena poética de los años noventa, y pasar al frente.
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