"El Código Discépolo", por Juan Aiub
En una pequeña libreta de tapas negras y hojas lisas, anoté las direcciones de las casas que habían habitado mis padres desde que decidieron vivir juntos; no fueron muchas, un departamento pequeño y dos casas. En la misma libreta, dejando una hoja en blanco de separación, me propuse elaborar una lista compuesta por posibles lugares para esconder algún objeto o papeles o algo pequeño y de valor. Para esto, además de mi imaginación, necesitaba conocer que lugares podían parecer escondites seguros hace treinta años, necesitaba ver a través de los ojos de quién hubiera ocultado cosas por aquellos días.
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Los grandes poetas no tienen biografía, tienen destino... dijo L.F. aquél bohemio de prostíbulo en prostíbulo que dormía en bancos. Y personalmente los tipos como tu viejo no son miserables, sólo estos esconden cosas, el resto puede perderlas u olvidarlas, pero nunca esconder. Te abrazo y felicitaciones. Bicho
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