jueves, 3 de febrero de 2011

Pádua Fernandes


La tarea del antropólogo forense no parece muy diferente a la tarea de algunos poetas. Ya Paul Valéry escribía sobre un inmenso cementerio marino donde está sumergido el cáliz de los versales eternos, también un cuerpo a desenterrar. El poeta Pádua Fernandes, sabueso romántico, sensible al malestar de los fantasmas del aire, detecta un resto óseo recargado de pasado pero latente de futuro posible. Como si en ese gesto, en esa tarea profanatoria se encuentre cifrado el destino de nuestra generación.




Las mandíbulas

I
Las mandíbulas permanecen en el aire

suspendidas por la muerte
encima de la vida

mandíbulas desnudas

ninguna piel las cubre

resta alguna piel entre los dientes
en la comida interminable


II
la sonrisa de la mandíbula
pura

apenas dientes a la vista

viva como la roca después del apedreamiento


III
como si fluctuasen
las mandíbulas permanecen

algunas rotas otras no

aunque con los dientes cerrados
ellas están abiertas para el mundo
y lo muerden


IV
el beso de la mandíbula

no en otra

sino en el aire

que nos rodea

y transmite la caricia seca
del calcio

V
dentro de la mandíbula

alguien vive

ni vos ni yo

la mordida vive
y elige sobrevivientes

VI
maxilares el verbo de la
mandíbula
nos recoge en su discurso

la carie no sobrevive a la mandíbula

el verbo no sobrevive al discurso

VII
El cielo cubierto de mandíbulas
La noche cae sobre la tierra
y los grito de pánico
vienen del cielo y de la tierra

el cielo cubierto de mandíbulas
no hay mas vuelo
las aves se arrastran de un diente a otro
sin encontrar pozo

el cielo cubierto de mandíbulas
se morirá de hambre, y su
esqueleto finalmente sin alas
caerá vivo sobre la tierra:

las mandíbulas continuarán reinando
esperando que otro cielo nazca
y crezca como el cráneo nunca completo

VIII
no se ven más
las mandíbulas; ¿en este aire que sofoca
la posibilidad de la garganta
en este sol que ciega la desintegración del paisaje
en este viento que lleva la materia al destino del polvo

podremos encontrarlas o
serán ellas mismas la imposibilidad de
la garganta, la ceguera integral del paisaje
el polvo como materia del destino

en la ciudad erguida en el espacio entre los dientes?

no se ven más las mandíbulas; ¿tendrán
mordido el aire o la visión?

¿se acabó la posibilidad del paraíso
en las mandíbulas suspendidas?
pero

siempre es posible imaginar
tu mandíbula en fuga de los rigores
a reinventar el cuerpo en el campo minado.
Tienes el arma. Ella te usará.

Antonio Pádua Fernandes

Traducción Lorena Fernández Soto.

El poema en portugués en
http://opalcoeomundo.blogspot.com/2010/12/algo-como-um-poema-as-mandibulas.html

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