La tarea del antropólogo forense no parece muy diferente a la tarea de algunos poetas. Ya Paul Valéry escribía sobre un inmenso cementerio marino donde está sumergido el cáliz de los versales eternos, también un cuerpo a desenterrar. El poeta Pádua Fernandes, sabueso romántico, sensible al malestar de los fantasmas del aire, detecta un resto óseo recargado de pasado pero latente de futuro posible. Como si en ese gesto, en esa tarea profanatoria se encuentre cifrado el destino de nuestra generación.
Las mandíbulas
I
Las mandíbulas permanecen en el aire
suspendidas por la muerte
encima de la vida
mandíbulas desnudas
ninguna piel las cubre
resta alguna piel entre los dientes
en la comida interminable
II
la sonrisa de la mandíbula
pura
apenas dientes a la vista
viva como la roca después del apedreamiento
III
como si fluctuasen
las mandíbulas permanecen
algunas rotas otras no
aunque con los dientes cerrados
ellas están abiertas para el mundo
y lo muerden
IV
el beso de la mandíbula
no en otra
sino en el aire
que nos rodea
y transmite la caricia seca del calcio
V
dentro de la mandíbula
alguien vive
ni vos ni yo
la mordida vive
y elige sobrevivientes
VI
maxilares el verbo de la
mandíbula
nos recoge en su discurso
la carie no sobrevive a la mandíbula
el verbo no sobrevive al discurso
VII
El cielo cubierto de mandíbulas
La noche cae sobre la tierra
y los grito de pánico
vienen del cielo y de la tierra
el cielo cubierto de mandíbulas
no hay mas vuelo
las aves se arrastran de un diente a otro
sin encontrar pozo
el cielo cubierto de mandíbulas
se morirá de hambre, y su
esqueleto finalmente sin alas
caerá vivo sobre la tierra:
las mandíbulas continuarán reinando
esperando que otro cielo nazca
y crezca como el cráneo nunca completo
VIII
no se ven más
las mandíbulas; ¿en este aire que sofoca
la posibilidad de la garganta
en este sol que ciega la desintegración del paisaje
en este viento que lleva la materia al destino del polvo
podremos encontrarlas o
serán ellas mismas la imposibilidad de
la garganta, la ceguera integral del paisaje
el polvo como materia del destino
en la ciudad erguida en el espacio entre los dientes?
no se ven más las mandíbulas; ¿tendrán
mordido el aire o la visión?
¿se acabó la posibilidad del paraíso
en las mandíbulas suspendidas?
pero
siempre es posible imaginar
tu mandíbula en fuga de los rigores
a reinventar el cuerpo en el campo minado.
Tienes el arma. Ella te usará.
Antonio Pádua Fernandes
Traducción Lorena Fernández Soto.
El poema en portugués en http://opalcoeomundo.blogspot.com/2010/12/algo-como-um-poema-as-mandibulas.html
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