Texto insolente de Mariano Dubin, poeta platense, que se suma a la interpelación literaria del campo poético actual.
Cuando escribo sobre un libro, o leo poemas, o presento la obra de un amigo no puedo dejar de pensar que estoy haciendo a mi manera lo que me enseñaron mis amigos tolosanos, con quienes curtimos los arrabales de los ' 90, en la Plaza de Tolosa: plantarme de manos. Ellos, los héroes del rioba, me enseñaron a calzarme los guantes. En verdad, dicho sea de paso, aprendí poco en cuanto a dar un buen cross, un gancho, un rodillazo a la nariz, el que pega primero pega dos, y otros tecnicismos de esta técnica profana. (Como dice el Martín Fierro: “Porque esto tiene otra llave / y el gaucho tiene su ciencia”). Pero si no pude aprender a pelear como la gente, me quedó la manía de pensar la escritura como una de las formas de la pelea callejera.
Gracias por la defensa insolente de un texto insolente!
ResponderEliminarAbrazo grande